21 de mayo de 2008

piano piano

Dime , oh , piano piano
que regalo me daràs
que insolencia mostraràs
que al mostrarte demuestras
la majestuosidad
de tus palabras entrelazadas
de tus sìlabas inquebrantables
de tu notas que hacen volar
y llevan al mundo a soñar

Bacila ante mi aunque sea un segundo
que puedo tocarte , mas no sentirte

16 de mayo de 2008

Si me dieran a elegir entre el piano y la guitarra , ciertamente que nombraria al primero . No se porque pero cuando toco piano veo como cada parte de mi vida , cada situacion de esta larga historia que compone mi existencia , plasmada en cada una de las notas , y siento como si mi alma corriera otra vez por esos tiempo y esas imagenes grabadas en mi subconciente , y pudiera volver a sentir otra vez el verde prado bajo mis pies cuando corria a esconderme tras de un àrbol .
A lo mejor por eso me gusta màs . Està ligado a mi infancia , la que siempre ha sido una de mis partes que mas he hechado de menos , no se porque . A veces siento que ni si quiera la tuve. Como si hubiera pasado directamente de que naci hacia la madurez y como que no se , esto me forma una rabia acumulada , que arrojo sobre las teclas cada vez que toco piano . Presiento que me hubiera perdido algo en mi vida . Que me hubieran robado eso que todos llaman infancia . Y lo que mas recuerdo de cuando era chico , era mi pasion cuando tocaba de pequeño y eso debe demostrar mi hipotesis. Veo mi timidez otra vez , frente a ese mundo vacilante .

Siento que mientras todos recuerdan corridas de caballos, y castillos con princesas . Yo solo me veo sentado frente a un piano ....

El gato en la ventana

Uno de los gatos que vivió conmigo por algunos días se tiró por una ventana. Tuve que bajar a buscarlo y llevarlo de nuevo a la casa. Y unos días después me di cuenta de lo que pasaba. El gato, estaba parado en la misma ventana desde la que se tiró el otro día y miraba fijamente al organillero que se ponia cada tarde con su loro a tocar sus melodias a los mecanizados caminantes que por esos sectores circulaban en el día y, de vez en cuando, o sea cuando sentía que era el momento, hacia un movimiento como para lanzarse a disfrutar de la calle, que junto con la musica y los pequeños que se acercaban siempre terminaba convertido en una especie de remolino de jubilo y fascinasión.
Sé lo del organiero porque cuando se asomaba por otras ventanas desde las que no se veía se retiraba al instante. Ojalá no se quede esta vez , como pasa a veces con muchos, sólo mirando para siempre.