25 de enero de 2012

¿Vale la pena preguntar?

¿que es real? ¿la vida? ¿lo que vemos? ¿hay algo que ver? ¿ver justifica las cosas? ¿existe la justicia? ¿ que ajusticiar? ¿se justifica la existencia en un mundo podrido? ¿acaso hay que buscar una justificación? ¿es real esa busqueda? ¿ necesaria? ¿o mejor dejar de buscar? ¿hay algo que buscar? ¿y un punto de encuentro? ¿existen los puntos? ¿o solo lineas? ¿hay una direccionalidad? ¿hacia donde? ¿ porque? ¿ como? ¿hay una forma? ¿ un metodo? ¿hay un orden? ¿ o todo es un maldito caos? ¿es el caos un nuevo orden? ¿necesito ordenar? ¿es vital? ¿hay algo de que agarrarse? ¿se necesita? ¿desde donde se construye todo? ¿desde el sentir, el pensar, el odio , el amor? ¿como se arma uno? ¿ somos realmente uno? ¿separado? ¿junto? ¿ el universo y yo? ¿que significa el universo? ¿ es una ironía a nuestras vidas? ¿se puede vivir de ironías? ¿hay que aceptar lo que es? ¿sino se lo que es como lo acepto? ¿critico? ¿o me adapto? ¿existe el sistema? ¿o es una construcción para los que odian? ¿existe un cambio? ¿ o solo la fe? ¿ que es la fe? ¿ en que creer? ¿en un dios? ¿es necesario tener un dios? ¿hay que tener cosas? ¿se tiene realmente? ¿posesión? ¿pertenencia? ¿exclusividad? ¿es el amor acaso otra forma de posesión? ¿quien construye el amor? ¿se puede vivir del amor? ¿es acaso algo estandarizable? Estamos limitados por el lenguaje, todo lo que digamos puede ser usado en nuestra contra. Los sentimientos no hablan. Sentir es un lujo.

El gato en la ventana

Uno de los gatos que vivió conmigo por algunos días se tiró por una ventana. Tuve que bajar a buscarlo y llevarlo de nuevo a la casa. Y unos días después me di cuenta de lo que pasaba. El gato, estaba parado en la misma ventana desde la que se tiró el otro día y miraba fijamente al organillero que se ponia cada tarde con su loro a tocar sus melodias a los mecanizados caminantes que por esos sectores circulaban en el día y, de vez en cuando, o sea cuando sentía que era el momento, hacia un movimiento como para lanzarse a disfrutar de la calle, que junto con la musica y los pequeños que se acercaban siempre terminaba convertido en una especie de remolino de jubilo y fascinasión.
Sé lo del organiero porque cuando se asomaba por otras ventanas desde las que no se veía se retiraba al instante. Ojalá no se quede esta vez , como pasa a veces con muchos, sólo mirando para siempre.