6 de octubre de 2008

Carta a la Soledad

Creo que cuando recibas esta carta será porque ya no te quiero más. Los largos minutos a tu lado sirvieron de goce y reflexion , pero ya no, y no es que me quiera unir al grupo de los " siempre bien acompañados" sino que ya me canse del ahogo que me provoca saber que te aproximas a pasos agigantados y que no puedo hacer nada para remediarlo pues te he invocado. En cada accion , en cada palabra. Por esto te ruego que no vuelvas más, y si algun dia me encuentro solo, me haré buena compañia, no es necesario que llegues a rellenar ese espacio vaioc que hay entre alma y alma, entre pared y pared, entre sonrisa y llanto. Esperable es que te enojes, aunque se que eres una amiga incondicional , pero te lo trato de decir de la mejor manera ya que ultimamente el Ocio ha sido tu mejor acompañante y ya esos momentos a solas no hansido más que una perdida de tiempo.
Espero que no nos volvamos a ver , aunque se que volveras , siempre lo haces . Siempre has sido desobediente. Al igual que yo . Al igual que todos...

El gato en la ventana

Uno de los gatos que vivió conmigo por algunos días se tiró por una ventana. Tuve que bajar a buscarlo y llevarlo de nuevo a la casa. Y unos días después me di cuenta de lo que pasaba. El gato, estaba parado en la misma ventana desde la que se tiró el otro día y miraba fijamente al organillero que se ponia cada tarde con su loro a tocar sus melodias a los mecanizados caminantes que por esos sectores circulaban en el día y, de vez en cuando, o sea cuando sentía que era el momento, hacia un movimiento como para lanzarse a disfrutar de la calle, que junto con la musica y los pequeños que se acercaban siempre terminaba convertido en una especie de remolino de jubilo y fascinasión.
Sé lo del organiero porque cuando se asomaba por otras ventanas desde las que no se veía se retiraba al instante. Ojalá no se quede esta vez , como pasa a veces con muchos, sólo mirando para siempre.