16 de mayo de 2011

Porque toda ausencia es parte de un volver

Hola pequeño observador, tiempo ha pasado desde nuestro último encuentro. Si...si se , me he alejado. Es que cuando hay muchas cosas que hacer, uno tiende a olvidarse de lo que lo hace sentir libre ¿sabes?. Uno olvida darse esos pequeños ratitos entre labores para dejarse llevar por la vida y la inspiración. Espero que no sea demasiado tarde, aunque nunca lo es. ¿Como se ha visto el pasaje desde aqui arriba? Seguramente las personas ya no son las mismas, o quizas son las mismas pero han cambiado su forma de vestir. ¿Que hay de los sombreros de copa y de los carruajes barroquinos? Cuentame todo lo que has sabido y lo que vale la pena no saber también, asi nos empezamos a entender.
Ojala este retorno sea para largo y que nos veamos mas seguido porque ya estoy empezando a descabellarme.

El gato en la ventana

Uno de los gatos que vivió conmigo por algunos días se tiró por una ventana. Tuve que bajar a buscarlo y llevarlo de nuevo a la casa. Y unos días después me di cuenta de lo que pasaba. El gato, estaba parado en la misma ventana desde la que se tiró el otro día y miraba fijamente al organillero que se ponia cada tarde con su loro a tocar sus melodias a los mecanizados caminantes que por esos sectores circulaban en el día y, de vez en cuando, o sea cuando sentía que era el momento, hacia un movimiento como para lanzarse a disfrutar de la calle, que junto con la musica y los pequeños que se acercaban siempre terminaba convertido en una especie de remolino de jubilo y fascinasión.
Sé lo del organiero porque cuando se asomaba por otras ventanas desde las que no se veía se retiraba al instante. Ojalá no se quede esta vez , como pasa a veces con muchos, sólo mirando para siempre.